Paso por la muerte

Queridos y escasos lectores. Éste blog, además de ser la cubeta de verborreas y catapulta para pendejadas chuscas, pretende también ser una plataforma, sino de cultura, de breves pensamientos que ilustren a más de uno que sepa apreciarlos.

Platicando con una escritora en potencia, me planteó un escrito suyo, el cual despues de leido, compartiré en éste espacio haciendole caso a su contentido.

Éste es un breve pensamiento convidado por una de las pocas personas que aún quedan con la escuela de Manuel Acuña:



Ojalá un día todos nos escribamos.



Pienso mucho en el día de mi muerte; lo medito más que el iluso sueño de encontrar al amor de mi vida dando vuelta en la esquina. Siendo honesta, mi paso de la vida a la muerte (escribo muerte por ponerle un nombre a lo que acontece) no me da miedo. Miedo me da el ahora, pasearme por la vida sin un sentido mas que el de la supervivencia. Caer en la monotonía de vivir para el trabajo que pague mis deudas. Y cuando estos pensamientos revolotean en mi cabeza, se me viene a la mente lo que me alegra, y lo que me entristece, y en el mismo momento que me empieza un dolor en el pecho levanto mi voz diciendo: "Necesito un cigarro".
Es entonces cuando entiendo que la única manera de alcanzar la vida en esa inocua sencillez de lo simultáneo es escribiendo. De mi para ustedes. ¿Por qué? Porque la única historia posible somos nosotros, no la vida del amigo ni el chisme de la mujer de dudosa moral que sale con tres y el coquetea a un cuarto.
Uno debe de escribir de sí mismo, o como muchos dicen, "escribir sus memorias". Contar la historia del paso del tiempo en nosotros, de ése tiempo que sólo sabemos que existe cuando lo narramos. De esta forma, no necesitamos de nada para constatar su existencia.
Es así como los miedos del presente y hasta los de la vida después de ella desaparecen.
Recordemos y volvamos a vivir, para que al escribirlo, tal vez con un poco de suerte, alguien más al leerlo, viva por nosotros.

Nunca es tarde cuando la dicha es buena.

Diana G.

Abur.